27° Crónica: POTOSI. Hay plata pero no la vemos.

¡HOLA!

Desde la ciudad colonial de Potosí, saludos cibernéticos a esos veraneantes peninsulares. Hace 12 días que paseamos nuestras ruedas por Bolivia y estamos disfrutando muchísimo con el cambio de aires. Y no es por chulear, pero ni la altura ni los grandes contrastes de temperatura están haciendo mella en nosotros, je, je, somos dos troncos sobre tronco móvil. Hoy es día 13 de agosto, cruzamos la frontera el día 2, y se nota que es agosto porque está lleno de turistas pesados, pálidos y con muchas cámaras digitales. Je, je, ya nos aprovecharemos para pedir alguna que nos roben. Al día de hoy llevamos 6.668 "diabólicos" kilómetros y las bicis están llenas de polvo y sal que algún día limpiaremos.

Desde que hemos entrado en Bolivia (llevamos 275 km) no hemos sentido ni vivido ningún tipo de situación tensa ni hostil hacia el turista. Es más todo lo contrario. La gente es amable, educada y hospitalaria. Nada más entrar en el país por Estación Avaroa, nos abrieron la escuela para dormir. Llegamos al pueblo de San Juan cruzando el lioso Salar de Chiguana, plagado de falsas huellas creadas por los contrabandistas de coches robados.

Toda una odisea que si no llega a ser por la brújula, nos vamos al quinto carajo y pasamos la noche en medio del salar ¡¡¡con el frío que hace allí por las noches!!! Las indicaciones que nos dieron antes de partir, nos señalaban todos los pueblos junto a la vía del tren. Y siguiendo la vía no había ni uno solo en 100 km. Por suerte, sólo fue un pequeño rodeo, uf!
En San Juan pasamos dos noches y allí tuvimos el primer gran contacto con la turistada europea (qué morro tenemos, pero nosotros somos viajeros, je, je). Mogollón de 4x4 con chofer y mamita cocinera, llevando gente a las famosas lagunas, al salar de Uyuni y a todas partes. En este pequeño pueblo de adobe, estábamos a 3.760 msnm y por la noche las temperaturas bajaban tanto que hasta las llamas se congelaban, así es el altiplano. Así hemos estado hasta hoy y así seguiremos hasta que bajemos a las tierras tropicales. Será dentro de poco y con muchas ganas.
De San Juan fuimos a la entrada del Salar de Uyuni (Puerto Chuvica) y de allí a Incahuasi, la famosa isla del pescado. Muchos nos habían avisado del peligro de perderse dentro del salar, por la cantidad de huellas que lo cruzan y por la falta de referencias visuales, pero la nuestra estaba tan clara que era imposible salirse de ella y el horizonte estaba allí a lo lejos, muy lejos. Las distancias dentro del salar son difíciles de calcular y nunca sabes cuándo vas a llegar a destino. El paisaje es inmenso, blanco y azul y en el cielo un sol abrasador que contrasta con el frío que hace por el suelo. Nuestras narices terminaron peladas, abrasadas y muy doloridas por secarnos el p... moquillo perpetuo, una tortura de gotita insaciable.

Para llegar a la isla, 45 km y al salir de ella, 80 km hasta la costa. La Isla del Pescado toda una gran sorpresa, pequeña y muy coqueta con sus cardones y sus rocas volcánicas rebozadas de corales. Allí nos juntamos con dos ciclistas alemanes, Igel, Paola Zimmermann y Rambo (su tímido perrito colombiano, su web es: www.geocities.com/cabonga11, una pareja que lleva 4 años viajando, casi nada!!!). Compartieron con nosotros el refugio gratuito que la administración de la Isla ofrece a los sufridos ciclistas. Nos pareció tan acogedor que nos quedamos un día más en compañía de los pocos habitantes que allí viven y trabajan, no éramos más de 10.

De la Isla a Colchani, donde dormimos en la escuela, y de allí a Uyuni, para descansar en una pensioncita. Uyuni, un pueblo lleno de vida que nos agradó mucho. Bolivia es diferente, se nota en el ambiente. La gente vive en la calle, comercia con todo y vive al día. Todo son mercados de frutas y verduras, de artesanía, de ropa vieja, de chucherías, de tecnología barata, de todo lo que te puedas imaginar, todo se vende, es una gozada y una locura bulliciosa.
En la oficina de información, Roberto nos aconsejó miles de posibilidades para disfrutar con la mejor oferta tropical del país. Y el mejor consejo de todos fue el de viajar de Uyuni a Potosí en autobús. Porque son 210 km de mal ripio calaminoso, lleno de subidas-subidas y bajadas-bajadas, muchos valles, pampas aburridas y no bajar de 4.000 m en todo el trayecto. Vamos, cuatro días agónicos que no nos hubieran aportado mucho, y nuestra prioridad ahora, es partir al trópico y disfrutar el poco tiempo que nos queda con otros paisajes y sobre todo, con un clima CÁLIDO!!!!!!!! Verde, húmedo (ejem), faunístico y salvaje. Sin temor a enfermedades porque de eso no hay, por mucho que se diga por ahí.

Bueno, llegamos a Potosí, después de 5 horas de bus y nos encontramos una gran sorpresa. Mucho habíamos oído sobre ésta ciudad y la verdad es que la realidad supera todo lo imaginable. Un casco colonial lleno de calles y rincones con encanto. Casas con balcones, puertas y portones de madera, ventanas enrejadas, tejados a dos aguas y patios interiores muy iluminados.

Una delicia para perderse y descubrir. Y de vez en cuando, tomarse una cervecita "Potosina" sentados en un banco de una de sus múltiples y acogedoras plazas soleadas.

Una ciudad que es un bullicio comercial, con callejones que forman auténticos barrios, todo un mercado detrás de cada esquina. Aquí nos hemos juntado con Paola, Igel y Rambo, con los que hemos estado comiendo y callejeando.

Ayer, 12 de agosto, visitamos la bonita Casa de la Moneda, donde se acuñaban los Reales del Imperio de Carlos III, allá por el Siglo XVIII.


Y hoy 13, hemos decidido no visitar la famosa mina de plata de Cerro Rico, por razones de tiempo y prioridad, preferimos pasear por Potosí a meternos en un agujero a 4.500 m durante 4 horas para ver cómo trabajan en condiciones infimas, los pobres mineros.
Mañana 14 partimos rumbo a Sucre, capital política del país. Un tramo de 160 km que haremos en tres días, muy relajados.

Bueno, un saludo a todos. Como véis íbamos a estar más de un mes sin escribir y hemos puesto dos crónicas y una más,solamente de fotos.

Un abrazo Lobo, fiel lector y a todos los demás, que les vaya.... ¡¡¡bonito!!!